Rutinarios días de ciudad.
Amistad virtual en soledad.
Los placeres que brindaste tiempo atrás
serán, como de costumbre, de alguien más.
Abrázame, dejemos el disfraz.
Tendra sentido el mundo que vivimos.
Se aceleran los latidos otra vez.
Otra noche en Buenos Aires nacerá.
Desgarrado observo el fuego de tu amor
extinguiéndose aquí, mientras te vas.
Abrázame, no hay nada de que hablar.
Recuperemos el tiempo que perdimos.
Deseo que vuelvas a sonreir.
No logré que pares de sufrir.
Y es tarde...